Brooklyn Roads


By Google Street View

Soy Carolyn S. Pero no lo sabrás a no ser que estés muy, muy atenta.

Lo confieso, hay veces que conduzco por Court, preferiblemente en invierno, con el pavimento recién limpio, acabada de pasar la quitanieves, los viandantes bien protegidos del frío, la ciudad obligada a despertar a pesar de todo. No tengo derecho a estar aquí.

Reduzco la marcha al llegar a Third Place. Aparco justo delante del Abilene, (Stella Artois, She is a thing of beauty ¿recuerdas?) así tengo una vista completa del edificio en la otra acera, el bello edificio de ladrillo rojo quizá de los años 20 o 30, tres pisos, estrecho, decrépito, como para ambientar un thriller; y trato de recordar cómo fueron aquellos días, cómo eras tú.

Siempre tan delgada, el porte y la actitud de una saltadora de altura; aquellos rizos teñidos de rubio, la voz vacilante, sweatpants y sneakers, ¿quién quiere glamour? risas forzadas y gestos sobreactuados; hagamos algo nuevo, algo que nadie ha hecho nunca, seremos amigas hasta que el mundo deje de girar, hasta que la muerte nos alcance antes de llegar a la taberna Hanley's; ven conmigo, hasta la ciudad perdida, en el fin del mundo, donde los leones lloran

El Laundromat, la licorería, el memorial de Tuddy Balsamo, la oficina del notario —te parecía increíble que un notario tuviera un garito parecido a una tienda de delicatessen asiáticas— St. Mary Star of the Sea, Stella Maris, los ojos de Santa Lucía, todo sigue ahí; y recuerdo a Percy, que nunca comprendió nada; y casi más que a ti, recuerdo a Lisa, que para mí tendrá siempre su apellido de soltera. Cómo entiendo ahora sus lágrimas, su desolación. Su amiga de todos aquellos años era ahora una desconocida, se había ido para siempre, el tiempo la había cambiado tanto que ya no era la misma persona…

No puedo quedarme mucho en este sitio, si no pronto vendrá alguien a ver si he metido monedas en el parquímetro. Conecto el mp3 y oigo una canción muy antigua, tanto que sólo la reconocería quien haya venido hasta aquí desde tan lejos como yo lo he hecho. Es Jane Olivor que canta a Neil Diamond. Todo ha muerto.

Thought of going back
But all I'd see are stranger's faces
And all the scars that love erases
But as my mind walks through those places
I'm wonderin',
What's become of them?


Does some other young girl
Come home to my room
Does she dream what I did
As she stands by my window
And looks out on those
Brooklyn roads

4 comentarios:

  1. Nunca nos asomamos a la misma ventana. Ni siquiera Brooklyn es el mismo...

    Y digo yo, que menos mal que así es.

    :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, menos mal. Pero ella seguirá yendo allí, sin hacer caso de mis consejos, buscando algo que ya no está. No tiene remedio. Ni yo tampoco.

      Saludos.

      Eliminar
  2. A mí me pasa como a Percy, que nunca comprendo nada. Salvo que, de una manera u otra, todo muere, eso sí.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que entiendes más que Percy. Ël sólo veía lo que quería ver. Falta de visión periférica.

      Saludos.

      Eliminar